Padre amado,
hoy me dirijo ante ti, con el corazón arrugado
por aquel vacío que aún siento dentro de mí,
de haber vivido la partida de mi Madre de este mundo.
Pero también, quiero darte gracias
por todos los años que disfruté a su lado.
Ella, a través de sus oraciones,
me llevó al encuentro contigo,
me hizo crecer en tu dirección.
Tengo la mejor herencia de mi Madre, nuestro firme credo y convicción de tu existencia.
Siempre estoy pensando en el ayer, prefiero estar dormido que despierto, de tanto que me duele que no estés.
Como quisiera que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos.
Amor eterno e inolvidable
Tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos.
Yo sufro tanto por tu ausencia, desde ese día hasta hoy no soy feliz
Y aunque tengo tranquila mi conciencia, sé que pude haber yo hecho más por ti